jueves, 10 de noviembre de 2011

FISIONOMÍA BARRIAL
Su fisonomía está dada por un área relativamente extensa de terreno con aspecto baldío, otros ocupados por instalaciones deportivas, junto a la presencia de una trama urbana consolidada con amanzanamiento y viviendas unifamiliares, depósitos industriales dispersos, complejos habitacionales  y asentamientos irregulares. La presencia del complejo universitario de la Facultad de Ciencias y del Centro de Investigaciones Nucleares (CIN) han agregado otro elemento de heterogeneidad a la zona.
Malvín Norte es uno de los barrios montevideanos “de baja densidad”, que comprende “áreas de morfología abierta”,estas conformadas a partir de construcciones de plano económico municipal, llevadas a cabo mediante la modalidad de grandes complejos habitacionales.
Hacia fines de la década del 90 se origina el primer asentamiento irregular de la zona y el deterioro de la situación económica y social del país tiene su correlato territorial en la multiplicación de este tipo de asentamiento. Dos nuevos asentamientos de grandes dimensiones –Boix y Merino y Aquiles Lanza- se instalan en la zona, además de otros menores.



SITUACIÓN ACTUAL
Malvín Norte constituye hoy en día un área degradada desde el punto de vista ambiental, desestructurada desde el punto de vista de su funcionalidad urbana –de ahí su aspecto de “agujero al sur la ciudad”- y desintegrada desde el punto de vista social, con niveles de vida muy distintos entre sus habitantes, que comparten ese espacio sin convivir. “Es un área con características de periferia en el medio de la ciudad”.
Ante esta situación distinta de la trama urbana, no preguntamos ¿Cómo actuar sobre ella?¿Cómo construir nueva ciudad?
Consideramos que a esta zona de Malvín Norte cuenta sobre todo con una gran carencia del espacio público y colectivo, derivada en parte por el  “fracaso” en su relación con el entorno de los conjunto habitacionales. 
Es por esta  razón que la propuesta se centra  en la relación entre la vivienda y el espacio publico colectivo como elemento de integración .






COMPLEJOS HABITACIONALES
Hacia fines de la década de 1960 comienza a darse un cambio en el uso del suelo. En un marco de crisis económica y social y de liberalización del mercado de la vivienda, empieza la construcción de complejos habitacionales de grandes dimensiones en altura, que procuran convertirse en una solución habitacional para sectores de ingresos medios. Se trata de edificios desarrollados en vertical, ubicados en parcelas no amanzanadas y construidos masivamente en una intervención de gran escala las que generan claras de la concentración de población. 
Estos complejos fueron erigidos sea por sistema público, privado o cooperativo de construcción. Considerando el estilo arquitectónico uniforme y de desarrollo vertical que se impuso tanto en los países capitalistas como socialistas luego de la Segunda Guerra Mundial, Girardet (op. cit.) habla de “la falta de individualidad y la total fealdad de las torres de vivienda”, lugares donde “aparecieron la alienación, la soledad y el estrés”. 
En la misma línea De Betolaza y Russi (1982) plantean una dura critica a los complejos por su carácter gigantista, la uniformización forzada de sus formas, su emplazamiento en ausencia de manzanas -lo que genera un uso del suelo reñido con la ciudad tradicional, de dimensión humana- y el carácter aislado y de espaldas al barrio circundante y al resto de la ciudad, que adquiere el conjunto.



LOS ASENTAMIENTOS
Este alarmante fenómeno es característico de muchas ciudades de los países llamados subdesarrollados, donde “la ocupación ilegal del terreno en asentamientos informales . . . es, normalmente, la única forma de conseguir un techo donde vivir. 
Podemos encontrar en la zona de Malvin Norte “una creciente presencia de los mismos, con un crecimiento acelerado a partir de hace algunos años”, situación que “se retroalimenta con el desplazamiento de un sector de capas medias empobrecidas y la constante emigración desde el interior del país”. 
Podemos observar también que “mientras que la situación de hacinamiento de los asentamientos deteriora las relaciones entre vecinos del propio asentamiento, genera nuevas confrontaciones entre estos y los vecinos más inmediatos del entorno”. A diferencia de lo que sucede con otras zonas de asentamientos en la ciudad de Montevideo, localizados en el área periférica de la ciudad, en lugares carentes de servicios e infraestructura, el área de Malvin Norte presenta una ubicación relativamente central –incluso próxima a la costa- y está dotada de agua, energía eléctrica y saneamiento, éste último en forma parcial. 
En ella están localizados tres asentamientos, que pueden ser considerados como los principales, junto a otros de dimensiones menores. Se trata de del asentamiento “Isla de Gaspar”, el asentamiento “Aquiles Lanza” y el asentamiento “Boix y Merino”, que integra el Programa de Integración de Asentamientos Irregulares, por el cual las familias han recibido nuevas viviendas. Sobre las márgenes del Arroyo Malvín se ubican otros asentamientos de menor tamaño. Cada uno de ellos presenta características diferentes, en relación con el tipo de residentes, ocupación, promedio de edades y otras variables, lo cual es importante tener en cuenta a la hora de pensar y proponer soluciones para la problemática ambiental que los afectan y que ellos conllevan.

Ante la gravedad del problema -no sólo en Malvín Norte, sino en toda la ciudad y en otras del país- ha surgido ahora alguna iniciativa a nivel del gobierno central para la "erradicación" de los asentamientos irregulares. Sin embargo, y aun acordando en la necesidad de tomar medidas paliativas de manera urgente y realizar una planificación del uso del espacio para el mediano y el largo plazo para eliminar las causas directas del actual deterioro, consideramos que sería un error caer en una especie de fetichismo de la planificación territorial o la gestión ambiental. No se trata exclusivamente de reubicar o reasentar población. La verdadera solución al problema radica en abordarlo sistémicamente y eliminar las causas subyacentes que lo generan. En la planificación territorial debe evitarse caer en el error de pensar que el pasaje de una estructura espacial existente a otra deseada puedan darse exclusivamente por modificaciones en la configuración espacial , sin considerar concomitantemente los procesos de producción y reproducción de las relaciones sociales.

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